Si eres un dueño curioso y conoces en su totalidad a tu mascota entonces se te hará más fácil darte cuenta cuando algo esta mal o ha cambiado. Todas estas señales pueden traer tras de si algún padecimiento físico o psicológico que debe ser tratado. Si al regresar a casa notas que tu gato ha cambiado repentinamente su comportamiento como por ejemplo: ya no juega, no habla como antes (maúlla), duerme más de la cuenta, entonces es posible sean síntomas de enfermedad o tal vez de tristeza, todo se aclara con los respectivos exámenes veterinarios.
No debes esperar a que los síntomas persistan, primero deberás hacer una revisión en primer momento, comienza por la cabeza, observa que los ojos estén claros y sin secreciones. Mira las orejas, busca costras o algún elemento que indique presencia de ácaros o sarna, las orejas no deben despedir un mal olor.
Revisa además la boca del gato, levantando su labio fíjate si la lengua tiene el color de siempre y revisa sus dientes, todo deben estar bien firmes. Examina el hocico el cual debe estar generalmente húmedo y frío, si esta seco puede tener fiebre. Para terminar flexiona su cuerpo, cola, patas y demás buscando presencia de dolor o heridas.