Todos en algún momento nos hemos preguntado de donde nace la pasión de morder huesos que tienen los perros. Pues además de ser una manifestación por el simple hecho de ser animales carnívoros, existen causas basadas en su genética.
Los perros jamás le dirán no a un hueso, ellos aman mordernos y sacarles hasta el último trozo de carne. Esta pasión sabrosa por los huesos de los canes como dijimos, tiene una raíz profunda en la genética heredada de sus ancestros lobos y zorros.
Los lobos son animales cuya alimentación se basa siempre en la carne fresca de sus víctimas recién cazadas, ellos cazan en manada para lograr su alimento y así tienen la costumbre de morder los huesos para no desaprovechar nada, es fundamentalmente por supervivencia.
Por lo antes dicho no debe ser raro que los canes domesticados por el hombre conserven el mismo instinto como cazadores, es posible que te topes con perros que persiguen aves, gallinas y en cuanto los atrapan las sacuden y si no se les detienes hasta se los llegan a comer.
La domesticación también eliminó este instinto de cazador de los perros, sin embargo manifestaciones como el morder los huesos revela como la genética es fuerte en ellos. De todas maneras, la más simple explicación es que ellos muerden los huesos porque están apetitosos y más si aún tienen carne.
Claro que los perros necesitan morder algo para divertirse o limpiar sus dientes, pero lo mejor sería conseguir juguetes especiales o comprar huesos sintéticos con sabores. Los huesos reales no dejan de ser un peligro para ellos, puesto que tienen tamaños y formas que pueden resultar en percances, es mejor darle al perro huesos redondeados, sin filos como el caso de los huesos de rodilla.