Los perros como otros seres vivos también sienten y por ello además de llegar a ser felices en algunos casos, pueden en otros sufrir alcanzando niveles de depresión tanto igual o más que las personas. Algunas factores que conllevan posible depresión en el perro son el retorno de los viajes, una vida solitaria e incluso la llegada del otoño. El dueño debe aprender a distinguir entre depresiones pues existen dos tipos, la primera que es la depresión pasajera se origina físicamente y en algunos días o semanas desaparece, en segundo término tenemos la depresión estacional que llega en determinada época del año y erradicarla es casi imposible.
Para descubrir si el perro sufre de depresión hay que observarlo, solamente analizando su comportamiento sabrás si cambia, así podrías notar al perro sin ánimos de jugar, con ganas de dormir más de la cuenta, apático y sin ganas de comer como siempre lo hace.
Causas de la depresión del perro
– La soledad: El sentirse solos o abandonados genera en los perros un sentimiento de tristeza y de depresión cambiando así sus conductas. Si las personas pasan demasiado tiempo fuera de casa el perro se sentirá abandonado, es mejor que tu perro sea cuidado por alguien que tenga suficiente tiempo pues que necesitan además del ejercicio mucho cariño.
– Falta de espacio: Si el perro no encuentra el espacio para jugar, correr o moverse pronto caerá en depresión pues ello llega con la infelicidad. Si tienes un perro y además vives en un piso tienes que sacarlo para que se divierta o por lo menos ofrecerle un espacio mínimo para cuando se sienta solo pueda jugar.
– Falta de cariño: Las caricias y otras muestras de amor por parte de las personas jamás deben faltar, por esto los perros también se deprimen. Si siendo cachorro recibió siempre amor y juegos cariñosos entonces adulto será peor si ya no se los brindas.
– Sin estímulos: Los cuadros de depresión llegan también cuando no le estimulas a vivir, a disfrutar del juego y descubrir el mundo que le rodea, por eso los perros deben jugar, aprender a relacionarse, tener contacto físico con sus dueños y otras mascotas de su especie.