Las iguanas son animales que no se adaptan con facilidad a vivir fuera de su hábitat natural. Cuando tenemos una en casa como mascota, debemos aprender a entender su lenguaje corporal ya que al no emitir sonidos emplean todo cuerpo para poder comunicarse. Las iguanas no son animales domésticos y al convertirse en mascotas deben adaptase a un medio que no es el suyo, comportándose agresivamente con su dueño. Por tal motivo, el reptil pierde contacto con el humano, ya que este por temor a ser agredido, evita acercarse y brindarle afecto.
Los especialistas señalan que si hemos decidido tener una iguana como mascota, y queremos evitar sus ataques de agresión, debemos dedicar mucho tiempo para hacer de ellas mascotas mansas y nobles, logrando que se acostumbren a nuestra presencia.
Poco a poco debemos ingresar en el terrario y una vez que se le haya hecho costumbre sentirnos tan cerca, vamos a intentar tocarla. Una de las mejores maneras, es apoyarla sobre nuestro brazo como si fuese la rama de un árbol.
Luego intentaremos entenderlas, este no resulta del todo complicado ya que al igual que un perro mueve el rabo para demostrar que está contento, debemos comprender el lenguaje corporal del reptil.
Las iguanas realizan ciertos movimientos básicos que no debemos descuidar para evitar cualquier ataque. Al ser animales que carecen de la posibilidad de emitir sonidos, se les debe prestar mucha mayor atención a todos los movimientos.
Cuando tienen las pupilas contraídas y mueven la cabeza de abajo a arriba, lo más probable es que se esté preparando para atacar ante una intromisión en su territorio. Otra parte que no se debe pasar desapercibida, es su cola, ya que a través de los movimientos de la misma, mantiene su principal arma de defensa.
Al no tener manera de comunicarse emitiendo sonidos, emplean todo su cuerpo para decirnos algo o transmitirnos su estado de ánimo. Si la observamos con una postura erguida y altiva, estirándose mucho e hinchando todo el cuerpo, nos quiere tratar de intimidar para avisarnos que nos alejemos.
Por otro lado, si está echada con los ojos cerrados y apoya la cabeza en el suelo, significa que está en estado de relajación y muy contenta.
El hecho de que podamos notarla agresiva y capaz de hacernos daño, no quiere decir que la dejemos abandonada, sin intentar acercarnos para que la situación empeore. La escogimos como mascota, por lo tanto debemos brindarle afecto y tratar de conocerla para quererla.