Las gatas al igual que las mujeres son dueñas de un instinto maternal. Cuando se convierten en madres lamen a sus crías, las amamantan y protegen con sus vidas. Pero cuando perciben alguna deformación, no los reconocen como hijos y los ignoran. En realidad, todo depende mucho de la gata y del cariño que tenga por sus crías. Cuando una gata acaba de parir puede ser normal que no cuide de sus crías, pero todo va a depender de ella y pronto comenzara a lamerlos. Al llegar los gatitos, deben estar al lado de su madre en una cesta preparada, además que necesita mucha más comida de lo normal.
Cuando lame a sus hijos, los ayuda a guiarlos hacia las mamas y a estimular su respiración. Los ayuda además, a orinar y a defecar por primera vez, cosa que a veces no saben hacer.
Al igual que las mujeres que acaban de dar a luz, la leche de las gatas se llama calostro y proporciona nutrientes y defensas para proteger sus débiles cuerpos. Luego de que nacen, la gata no se separa de sus crías, salvo que quiera estirarse o hacer sus necesidades.
Luego de un mes de nacidos, empieza el destete y las crías van perdiendo contacto con su madre, ahora la madre los coge por la nuca para desplazarlos de un lado a otro.
La gata seguirá amamantándolos aunque con menos frecuencia y ya se les puede ir agregando alimentos sólidos a partir de las seis semanas.
Algunas gatas tienden a rechazar a sus hijos, cosa que no suele suceder con frecuencia pero que ocurre cuando alguno nace con algún defecto o enfermedad. Cuando las gatas se dan cuenta de un comportamiento extraño en alguna de sus crías, no las reconocen y deciden ignorarlas.
Algunas gatas pueden llegar a cometer canibalismo comiéndose la placenta, el cordón umbilical y luego a la cría.
También resulta usual que algunas gatas y perras tengan reacciones agresivas frente a sus crías, por lo que se recomienda no molestar a las crías. Sin embargo, se han visto casos de animales con conductas demasiado maternales, ocurriendo con frecuencia en casa donde se tiene más de dos gatas. Cuando una tiene crías, puede pasar que la que no es madre, se comporte como tal.
A veces se puede encontrar un gatito sin madre, que al llegar a una casa donde se tenga una gata, esta puede reaccionar de dos formas: siendo muy maternal, o rechazándolo por completo. Por eso, lo más recomendable es que reciba los cuidados de una persona, ya que solo necesitará de un biberón cada dos horas, además de cariño y algunos cuidados básicos.