Los perros tienden gruñir y hasta morder cuando se sienten atacados, cuando se les mira fijamente a los ojos, o cuando se les pisa las patas o la cola. Existen dos tipos de agresion, la territorial y la dominante. La primera está referida a espacios como la cada y el jardín; y la segunda involucra la forma en que ha sido criado, dándoles a estender que ellos tienen el control. A muchos de nosotros nos ha pasado que nuestro perro nos gruñe cuando nos acercamos a sus crías o cuando se está alimentando. Se podría considerar como provocaciones usuales.
Existen también provocaciones no usuales que pueden motivar la agresividad en los canes que pueden molestar a un perro, por ejemplo correr tras un perro o cerca, es una forma de provocarlo. Normalmente los perros persiguen y atrapan cosas mas no los persiguen a ellos.
A continuación mostramos una serie de hechos que incitan la agresividad en los perros dominantes que no hayan sido educados correctamente como por ejemplo: fijar nuestra mirada en sus ojos y mantenerla, pisarle las patas y las colas, despertarlo bruscamente, no dejarlo comer tranquilo, coger sus cachorros mientras los amamanta o protege, hacerle cariño cuando está encerrado o tras rejas o acariciarle su cabeza cuando nos está reconociendo con el olfato.
La agresividad está clasificada en tipos como la agresión dominante y territorial.
La agresión territorial está considerada como un tipo de dominación, en el cual nuestra mascota mira espacios, como la casa, el jardín o el auto como suyos, por tal motivo defiende su terreno de personas extrañas, por ejemplo cuando nos dejan los recibos de servicios nuestra mascota intenta agredir a la persona.
La agresión dominante es mostrada cuando de cachorros muestran los dientes o gruñe cuando nos acercamos a su alimento o cogemos sus juguetes. Lo que puede suceder a futuro es que nuestra mascota se convierta en un animal agresivo con los conocidos y extraños. Ante un cuadro se debe acercar a especialistas para ayudar a conseguir el control sobre este y hacerle notar el orden jerárquico pero nunca sin agresiones. Por tanto algunos perros aprenden que ladrando agresivamente ejercen control. Para controlar este tipo de agresión debemos colocarnos como superiores a nuestro perro.
Ante esto nos queda la conclusión que cualquier perro puede morder si es que no es criado y educado en su momento ya que podría convertirse en dominante y agresivo. Por tal motivo debemos tener en cuenta el ambiente en que es criado, el entrenamiento y la elección genética cuando adquirimos la mascota, entendamos que cada perro tiene una forma de ser distinto y tienen formas de ser particulares que deben ser educados correctamente.