Las chinchillas son animales muy fáciles de cuidar y buenas mascotas pero pueden enfermarse rápidamente si no reciben los cuidados necesarios. Lo primero que se afecta es su sistema nervioso por lo que hay que tener cuidad con los signos y síntomas como desmayos y convulsiones. Quienes han adoptado una chinchilla como mascota saben que se trata de un animal con carácter simpático, de pelo suave, y fáciles de cuidar ya que no necesitan de muchas cosas para que estén saludables.
Ellos se adaptan rápidamente a estar dentro de una jaula, pero al ser muy delicados cualquier cambio que suceda a su alrededor puede causarles estrés, cambiar su estado anímico y hasta ocasionarle enfermedades en el sistema nervioso.
Pero todo depende del trato, de los cuidados y de la alimentación que se les ofrece. Lo último es lo más importante ya que se les debe administrar un pienso de buena calidad, complementos con nutrientes, colocar su jaula en un ambiente adecuado y estar al tanto de su higiene.
Su salud también es otro punto de mucho interés por lo que debemos respetar sus costumbres como el hecho de que se trata de un animal nocturno que por las mañanas permanece inactivo, no debiendo molestarlo.
No hay que abrumarlas llevándolas todo el tiempo en brazos y su jaula debe permanecer en un lugar tranquilo, silencioso, a temperatura constante y que no llegue a pasar los 27 grados. La jaula no debe colocarse en una zona muy transitada y debe estar alejada de los fumadores.
Cuando una chinchilla se enferma suele presentar síntomas como desmayos, convulsiones y hasta estar en estado de shock.
Cuando convulsionan puede deberse a la presencia de una intoxicación o infección parasitaria, y en ocasiones puede deberse a que tiene déficit de calcio y fósforo. Si se trata de lo último, su alimentación debe complementarse con alfalfa y darle un pienso de calidad superior.
Cuando se desmaya o entra en shock, lo primero que debe confirmarse es si aún respira, verificar su temperatura y darle abrigo. Si no reacciona, se le debe llevar de inmediato con el veterinario.
A veces pueden sufrir parálisis, sobre todo cuando caen de alturas elevadas, por lo que conviene estar siempre atentos a sus movimientos y actividades. La parálisis parcial se detecta a través de las consultas médicas, donde se puede encontrar parásitos, internos, quistes y tumores.
Una infección que se propaga por las heces es la nematodiasis cerebral y que se caracteriza por ver al animal con la cabeza inclinada, se vuelven torpes, descoordinados al caminar y en ocasiones se convierte en meningitis que puede provocar la muerte.
Esta enfermedad no tiene tratamiento y es altamente contagiosa incluso a los humanos, por lo que al diagnosticarse deben seguirse las recomendaciones dadas por el especialista.