Lejos de lo que conocemos por la cultura del cine y televisión sobre el tema de la mala relación entre ratones y gatos existe la gran verdad y desde luego explicada por la ciencia. Todo el miedo que tienen los ratones a los gatos se manifiesta por el olor de una proteína en la saliva de los felinos. Los ratones así habrían evolucionado aprendiendo a reconocer tal olor desatando el pánico al sentirlo y por eso mismo escapan de los felinos, claro que los gatos de todas maneras nunca llegan para darles caricias amistosas con las zarpas.
Mups es el nombre de las proteínas que aromatizan la saliva de los gatos, y esto digamos es señal que hace saltar la alarma de los ratones para huir a buen recaudo, además dicha alarma también tiene su propio órgano y es bautizado por la ciencia como el órgano de Jacobson o vomeronasal.
El órgano de Jacobson es sensible a los Mups de la saliva del gato, cuando se activa se manifiesta en pocos segundos donde el ratón se queda paralizado de miedo, luego si el gato no reacciona rápido es probable que el roedor salve su vida corriendo.
El descubrimiento fue hecho por la científica Lisa Stowers, del Instituto de Investigación Scripps, en California, aunque dicho aspecto del comportamiento y la relación de gatos y ratones devino antes en un estudio previo por parte del proyecto Horizon de científicos británicos a la cabeza de John Bradshaw.
El estudio de campo del proyecto Horizon concluyó que los gatos no se preocupan de salir a cazar animales pequeños siempre que reciban en el hogar la adecuada alimentación, además se determinó que si salen al exterior es para conocer donde andan el resto de gatos y así evitar peleas por territorio, no obstante algunos felinos aprovechan su vida nocturna para cazar y traer al hogar sus presas.