Los peces también pueden padecer de ansiedad o estrés, por eso es necesario que cada uno tenga su espacio propio y que el agua sea de buena calidad sin presentar alteraciones. Cambios bruscos en la temperatura, el hecho de estar hacinados y hasta mezclados con algunos que son agresivos alteran la tranquilidad del pez,. pudiendo provocarles hasta la muerte. Puede sonar paradójico pero tiene mucho de cierto. Son muchas las personas que no dudan en comprar un acuario y llenarlo de peces para conseguir tranquilizarse y pasar momentos de relajación al verlos nadar; pero resulta que estos indefensos animales marinos, también pueden ser víctimas de ansiedad y estrés.
A pesar de estar acostumbrados y tolerar las condiciones ambientales que tienen en el hogar, se mantiene firmes y fuertes ante la presencia de cualquier obstáculo, pero existen algunos factores que no pueden tolerar, llegando a padecer de algunos trastornos.
Es necesario que cada pez tenga su espacio propio para que pueda desarrollarse de la mejor manera, y si encima de no cumplir con ello se junta una gran cantidad de peces en el acuario, nada ira bien.
Situaciones adversas y cambios bruscos en la temperatura del agua, pueden ser motivo de que el pez se estrese, reduciendo su esperanza de vida.
El agua no tratada en la pecera puede ser muy tóxico para los peces, debido a que el cloro, es muy fuerte y hasta puede ocasionarles la muerte. Por otro lado, una temperatura inadecuada ya sea muy caliente o muy fría, también puede agravar la vida de estas mascotas.
Podemos afirmar que en general, las enfermedades en los peces surgen debido a las condiciones inadecuadas del agua, además que casi todos quienes tienen un acuario desean tenerla llena de color, mezclando varias especies sin saber que los que son agresivos, acabarán con la vida de los pasivos.
Unas cuantas semanas serán más que suficientes para saber cómo se van desenvolviendo los peces, y que tipo de convivencia tienen. Los peces, según la especie a la que pertenecen, se manifiestan de distintas formas, algunos están siempre en constante movimiento, otros están muy quietos; unos prefieren descansar cerca de la superficie, y otros se van hasta el fondo.
Como sucede con la mayoría de animales, las enfermedades o cambios de conducta de los peces solo se pueden conocer a través de la observación. Los peces cambian sus rutinas y se comportarán de otra forma, demostrando que no se encuentran bien.
Tener un poco de estrés no resultaría dañino, pero si va aumentando con el tiempo, las capacidades de los peces para resistirlo pueden ser menores.
Algunas formas de saber que algo anda mal son cuando los peces comienzan a rechazar la comida; o si se acercan a la superficie con la boca abierta para poder respirar.
La forma de nadar también suele cambiar cuando tienen dificultades, se les nota abrumados, buscando la manera de aislarse o de esconderse por cualquier rincón.
A veces suele pasar que algunos ejemplares presentan las aletas heridas y otras partes de su cuerpo, lo que puede ser causado por agresiones de otros peces. Si tiene hongos, o parásitos, también se puede asumir que se deben al estrés.