Puede que no sea muy buena idea, querer cambiarle de nombre a un perro cuando llega a un nuevo hogar. Nadie que sea algo imposible, pero si puede causarle ciertas dificultades y tomar un tiempo para que asocie la asociaión del nuevo tono de voz con la atención hacia él. Cuando las personas se deciden por adoptar una mascota tienen una gran incógnita acerca de la posibilidad de poder cambiar el nombre a su perro, siendo diversos los motivos como un nombre más bonito y más acorde a sus gustos, otro motivo es la sencillez del nombre o simplemente porque no están de acuerdo con el nombre que ya tienen. Por ello ante esto se plantean si pueden variar el nombre de su perro o es que genera muchas dificultades haciendo más lento su adaptación a un nuevo hogar.
Es sabido como regla general que el perro diferencia y distingue la forma en que los invocamos o nombramos, y nosotros lo hacemos la mayor de las veces en forma inconsciente usando diferente tonalidades, por ejemplo cuando llamamos a una persona adulta, a un familiar o a un hijo, en el que tiene que ver no solamente la edad sino a qué tipo de persona.
A eso es lo que denominamos tono de voz, y el perro sabe distinguirlo perfectamente al momento de llamarlo y esa es la razón principal por el cual cuando conocemos la primera vez a un perro no nos brinde mayor atención y caso, ya que al no conocer nuestra voz, lo llamamos por su nombre sin fijar los ojos en él y con un tono de cierta indiferencia, es casi hecho que no se nos acerque.
En cambio, si lo observamos y le transmitimos que le estamos hablando es posible que nos preste atención. Esto tiene cierta similitud con los seres humanos debido a que si oímos a un desconocido llamarnos por nuestro nombre pensamos que no es a nosotros porque no es un conocido por más que lo haga varias veces.
Lo anterior ayuda a comprender al perro, ya que puede aprender palabras y saber que aprendizajes es meramente asociativo motivo por el cual si la persona que le habla no es su dueño o alguien conocido no asocia esa palabra automáticamente. Con lo explicado tenemos una ventaja para el cambio de nombre.
El que se hagan conocido con el perro llevará a que se puedan entender. Cuando un perro adoptado llega a su nueva casa, no se sabe dónde se encuentra. En el trayecto nos irá conociendo, comenzará a adaptarse sintiendo más comodidad y comenzará la asociación del nuevo tono de voz con la atención hacia él, en ese momento aprenderá con cierta velocidad el nuevo nombre que se le asigne y comenzará a responder al mismo.
Finalmente, lo importante es generarle esa confianza y complicidad cuando le hablemos y el perciba que estamos a su lado entonces asociará y aprenderá el nombre que le demos, como recomendación el nombre no debe ser extenso y debe ser sonoro.