Es común que los perros tiemblen, pero a veces suele preocupar ya que también puede deberse a alguna enfermedad física o psicológica. Lo mejor es llevarlos con el veterinario para que sean examinados y saber las verdaderas causas. Dedicarles más tiempo, pasear y jugar con ellos, puede ser una excelente terapia para que se sienta querido y relajado. Es común que, quien tiene una mascota canina en casa se haya percatado de que suelen temblar, cuando esto ocurre, llegan las interrogantes, preguntas que a veces no tienen respuestas y que nos obliga a averiguar, a que se debe este temblor.
Pero resulta de suma importancia, percatarnos de que tipo de temblor tienen y en qué circunstancias lo padecen. Ya que si es algo que ocurre con frecuencia y dura un tiempo regular, lo mejor sería llevarlo con el veterinario y consultar que le puede estar ocurriendo.
A veces no puede deberse a causas físicas pero si psicológicas, por eso resulta bueno observarlos casi siempre para darle la importancia que debe.
Dentro de las muchas causas físicas que pueden ocasionar estos temblores, se encuentran las bajas temperaturas, que les crean malestar. Puede deberse también a las fiebres o a la hipoglucemia.
Si se tiene un perro de raza chica, puede resultar algo normal el hecho de que tiemblen ya que por naturaleza son más propensas a hacerlo, ya que se les baja el azúcar y se les dificulta regular con facilidad la temperatura de su cuerpo.
A veces son tan traviesos que ingieren algún fármaco o sustancia tóxica, lo que les provocaría cambios en el comportamiento.
Las causas psicológicas podrían ser en primer lugar, que nuestra mascota sienta temor debido a ruidos fuertes y estridentes como los que provocan los fuegos artificiales, o las sirenas de los carros. En algunos casos, las mascotas pueden sentirse ansiosas y excitadas debido a distintas circunstancias, lo que también les provocaría estos temblores.
Si no se conocen las razones exactas que originan este cambio conductual, lo más apropiado seria llevarlos con el especialista, para que lo revise y pueda darnos un diagnóstico exacto.
A veces puede ser consecuencia de ciertas enfermedades, dolores, o trastornos del sistema nervioso, o por hiperactividad.
Pero si no consultamos con un especialista, el paso del tiempo puede hacer de ellos un estado patológico, o puede ser un síntoma de una enfermedad que ignoramos.
En caso el veterinario lo examine y vea que todo está bien con el animal, entonces debemos dedicarnos un poco más de tiempo a él. Jugar y salir a pasear pueden ser también una excelente terapia ya que se sentirá relajado y querido.