Para cruzar a nuestra perrita debemos reconocer la etapa en que se encuentra totalmente dispuesta. Lo mejor es presentar al perro con que queremos que se cruce a los 8 o 9 días después que haya empezado a sangrar, tiempo exacto en el que se encuentra más receptiva. En caso no se lleve a cabo una buena fase de apareamiento natural, se tiene como alternativa medica recurrir a una inseminación artificial. Si hemos decidido cruzar a nuestra mascota debemos estar pendientes y no confundir la menstruación con el celo. Las perritas que sangran están en la fase conocida como proestro que suele durar aproximadamente 9 días y que es la etapa previa al celo.
El celo llamado también estro, es una etapa que se caracteriza por que ya la perrita ha dejado de sangrar, pero muchas veces pasa desapercibida. Si queremos estar seguros sobre la etapa en que se encuentra lo mejor es presentar al perro con que queremos que se cruce a los 8 o 9 días después que haya empezado a sangrar.
Solo así nos daremos cuenta si está más receptiva, ya que el perro tratara montarla y ella se dejara llevar por el siempre y cuando su mecanismo este debidamente preparado.
Los especialistas sugieren que un buen acoplamiento se logra al llevar a la perra donde se encuentra el macho y elegir un lugar tranquilo, donde no surjan distracciones o hayan ruidos estresantes.
Suele pasar que la monta natural, acto de lo más normal, no puede ocurrir de forma natural por muchas razones como la inexperiencia de ambos animales, por el tamaño que puedan tener o por cualquier otra circunstancia.
El tiempo que suele durar es de 15 a 20 minutos, y los perros no deben ser molestados, ni nadie debe intervenir evitando incomodidades. Cuando el apareamiento llega a su fin, solo se debe esperar e ir con el veterinario para que revise a la perrita y le haga un seguimiento durante el tiempo de su gestación.
En caso no se lleve a cabo una buena fase de apareamiento natural, se tiene como alternativa medica recurrir a una inseminación artificial.
Son muchos los países en donde se ha hecho muy popular la inseminación artificial en canino con semen fresco.
Debido a que muchas razas tienen determinadas características morfológicas que hacen imposible un apareamiento natural, o por preferencia de los criadores, se emplea este método artificial como método de rutina.
La técnica consiste en recolectar manualmente el semen y depositarlo posteriormente en la vagina de la hembra en celo.
Se ha comprobado que este procedimiento, previene la presencia de enfermedades infecciosas, evitando que los ejemplares con un alto valor de reproducción, queden expuestos a estos riesgos.