La adopción es un derecho y un deber, el derecho a una oportunidad digna de vida sin tener como base el dinero con el que también se pagaba por esclavos, además es un deber que busca evitar la venta de animales hacinados y el rescate de los abandonados. La adopción es una oportunidad para personas y animales, no obstante esta acción que dignifica al hombre también engloba elecciones por gustos, razas, edades, etc. Es una realidad que las personas que adoptan una mascota eligen primero entre los cachorros y perros jóvenes.
Los perros ancianos no tienen grandes posibilidades de ser adoptados debido a factores presentes en el envejecimiento, diversos cambios físicos y metabólicos, sin embargo las personas deben entender que un perro anciano ofrece un valioso misterio de experiencias para la familia.
Un perro en la vejez ofrece una convivencia más calmada, digamos sencilla a diferencia de los cachorros y perros de edad juvenil. Otro punto es la educación pues generalmente estos perros ya han recibido aprendizaje durante años, saben comportarse, andar con correa, respetan horarios para sus necesidades y los paseos, etc.
Los perros mayores han tenido antes la experiencia familiar, saben bien como comportarse y por lo general entregan un amor de sabiduría en su elocuente calma. Adoptar un perro anciano es obtener un perro que entiende órdenes, conoce del abandono y por ello suele ser bastante agradecido.