Los perros indican sus sentimientos y emociones a través de sus ladridos y de ciertos movimientos. Su cola se convierte en un gran indicador, y aveces pueden aprender algunos gestos que les generen beneficios. Puede resultar lindo tener un perro como mascota, pero a veces el no poder entender su lenguaje se convierte en un gran problema.
Los perros expresan lo que quieren comunicar con un ladrido y algunos movimientos de orejas, ojos, cola, boca y hasta emplean sus bigotes para transmitir algo importante.
Va a resultar mucho más fácil y mejor la relación con tu mascota, cuando aprendes a interpretar lo que esta te quiere decir a través de sus señales y movimientos. El poder entenderle, va a estrechar la relación que existe entre ambos.
Algunos expertos en el tema indican que sus movimientos y ladridos pueden interpretarse. Por ejemplo está en estado de alerta o neutro cuando tiene las cuatro patas apoyadas en el suelo, en este momento está tranquilo y sin intenciones de atacar.
La cola es otro indicador, se posicionará cómodamente según la raza, los Terriers la mantienen erguida, y los de raza pastor alemán, suelen tenerla más relajada.
Cuando quiere divertirse y jugar es común que el can tenga los ojos interesados, la boca relajada, y las orejas levantadas. Con estas posiciones nos demuestra que está lleno de energía y dispuesto para interactuar y divertirse.
Es fácil que nuestra mascota canina aprenda algunos gestos que le generen beneficios como levantar la pata, cuando esta gracioso o quiere disfrutar de un momento agradable con su dueño.
Nos damos cuenta que está asustado y con miedo cuando arquean la espalda, bajan la cabeza y mantienen los ojos dilatados y la boca cerrada. También se puede reconocer porque la base de la cola y las orejas se quedan próximas al cuerpo y las piernas se notan listas para huir rápidamente.
Así como notamos su tensión y temor, también podemos darnos cuenta de cuando está contento, ya que permanece con las patas delanteras hacia abajo y las traseras se ponen erguidas, manteniendo la cola moviéndose sin parar.
Cuando está jugando podemos ver que el hocico se relaza, la boca se abre ligeramente y sus ladridos demuestran que está feliz.
Sin embargo podemos sentirlo amenazante cuando enseña los dientes, los pelos del dorso se erizan y recarga casi todo sus peso sobre las patas traseras. De todas las actitudes, resulta más fácil identificar cuando está furioso y agresivo.