Los gatos persas son considerados «gatos de lujo», tienen la cabeza redondeada, la naríz corta y un pelaje largo y sedoso. Es importante saber cuidar su melena para evitar que se le formen bolas de pelos. Son muy juguetones y tranquilos, pueden pasar varias horas echados descansando. Dentro de las muchas razas de gatos, se encuentran los gatos persas que, para muchas personas en un «gato de lujo». Y es que los persas son los máximos representantes de todas las razas nobles de felinos.
De presencia perfecta y majestuosa, estos gatos se caracterizan por ser tranquilos, dueños de un pequeño y plano hocico, porte elegante y un pelaje demasiado fino que debe cepillarse todos los días.
Su historia cuanta que los primeros ejemplares llegaron desde Turquía y de la antigua Persia, hasta Inglaterra en los años 1800.
Los gatos persas son considerados unos mininos muy sociables y por demás tranquilos. Su convivencia con otro compañero de su misma especie, se torna fácil y muy asequible.
Físicamente son animales de un tamaño mediano, con cabeza y orejas redondeadas, su nariz es ancha y corta y sus ojos grandes y de forma circular. Su pelo, el mayor de sus atractivos, es largo, denso y muy sedoso, pudiendo encontrase varios tonos como los de pelo blanco, negro, también hay bicolores y el llamativo tono smoke.
Su pelaje necesita muchos cuidados y constante higiene, la falta de aseo podría traerle varios problemas de salud.
Estos gatos deben estar casi siempre dentro de casa para proteger su melena, deben ser cepillados a diario con un peine de metal, para que su pelo no se ondule y se formen bolas de pelos.
Desde que son jóvenes hay que acostumbrarlos al baño, para que con el tiempo vean el aseo como parte de su rutina de vida.
Esta raza es muy dulce y gentil, se hacen rápidamente amigos de las personas ya sean niños o adultos. Sus maullidos resultan agradables al oído y solo con sus ojos, a través de una mirada pueden comunicarse.
Son al extremo juguetones y no necesitan de mucha atención, pero cuando están acompañados se sienten contentos.
A pesar de ser gatos, no les agrada mucho escalar ni saltar, prefieren pasar horas dentro de sus cestos descansando.
Dentro de las enfermedades más comunes que los afectan, están las alteraciones en su rostro a consecuencia del tamaño corto del mismo. Pueden padecer alteraciones faciales, oftalmológicas y mandibulares. Algunos gatos persas han sufrido de cataratas y en menor grado se les ha diagnosticado el síndrome de Chediak-Higashi, un tipo de inmunodeficiencia genética que se asocia al color azul ahumado de algunos de ellos.