El delirio de los humanos radica en sentirnos superiores y por sobre el resto de seres vivos y demás. Si malinterpretamos la existencia de las especies entonces sentimos la necesidad de regir sobre ellas y deshacer lo que la naturaleza crea sin tantos dilemas. Existe una ruta moral que el ser humano debe distinguir, jamás tendrás más autoridad que la naturaleza, ésta como todos saben se abre espacio incluso encerrada y violentada. Pero como humanos debemos comenzar por el respeto hacia los más próximos compañeros de hábitat, las mascotas.
Si llevamos el trato con las mascotas a un nuevo nivel de existencia en conjunto entonces podremos afrontar un mejor cuidado de todos los elementos que hacen respirar y respiran de la naturaleza. Abremos encontrado una ruta conforme al respeto y la sensación de libertad.
Parte del respeto para con las mascotas radica en el tiempo que les entregas, su educación y los cuidados generales como la salud y alimentación, todos ellos dentro del conjunto titulado Amor, no debes apartar este sentimiento de tu mascota.
El amor se expresa en energía, en el buen trato, incluso cuando reprendes a tu mascota de una manera aceptable estas siendo amoroso porque buscas que en un futuro no sea malcriada y por ello rechazada por otras personas o animales de su propia especie.
Ser dueños de una mascota no nos hace ser sus amos y señores, sencillamente somos como sus ángeles de la guardia, velando por sus vidas para que así encontremos ese bienestar indirectamente. Dar antes que recibir nos hará tener una moral apropiada con nuestros animales y por ende con las personas.