Existen perros muy inquietos y hasta descontrolados que pueden ser víctima de la hiperactividad. Es el veterinario quien debe dar el diagnóstico adrecuado y sugerir el mejor de los tratamientos. Las causas son muy diversas y puede llegar a convertirse en un verdadero problema para los amos y para quienes están a su alrededor. No todos los perros son iguales, algunos son muy tranquilos y obedientes, mientras que otros no dudan en estar todo el día en movimiento y haciendo una serie de travesuras. Sin dejar de moverse y con ganas imparables de correr y jugar, muchos amos comienzan a pensar que sus queridas mascotas, pueden ser hiperactivas.
Pero para estar seguros hay que comenzar haciendo un análisis, pero luego de que dejen de ser cachorros. Es común que un cachorro tenga mucha energía y ganas de jugar todo el tiempo, lo que impide saber a ciencia cierta, si es o no hiperactivo.
Cuando se convierte en adulto, es el tiempo perfecto, y es en esta etapa donde el perro debe permanecer más tranquilo y calmado. Pero si todo sigue como antes, podemos sospechar de hiperactividad canina.
El veterinario es la clave para conocer el diagnóstico exacto y luego de estar seguros, hay que encontrar cual es la razón.
En realidad esta condición puede deberse a muchas causas como el aburrimiento, la falta de atención, la ansiedad, la exaltación y otros factores. Pero de igual forma, se debe descartar si no se ha producido a causa de una enfermedad.
Sin embargo, algunas razas de perros son más inquietas, son juguetonas en exceso e intranquilas como los perros de caza.
Pero tener un perro hiperactivo puede convertirse en un problema grande ya que estarán descontrolados en todo lugar. En sus horas de paseo puede haber peligro cuando tiene contacto con otros canes, le será más difícil aprender y hasta puede llegar a no controlar sus esfínteres además de ladrar mucho y de ser capaz de morder.
Lo mejor es saber cómo comportarse ante este problema, y así como fue el especialista quien nos dio el diagnóstico, debe ser él quien sugiera el tratamiento adecuado.
Las formas de tratar son distintas ya que algunos médicos prefieren las medicinas y otros creen que lo mejor son los programas de psicoterapia. Pero antes de decidirnos por cualquiera, debemos comenzar por ignorar su comportamiento y apartarnos de él, no hay que castigarle o gritarle, pero tampoco deben cumplirse sus caprichos y exigencias.
Las recompensas deben llegar cuando ha tenido una buena conducta, como cuando está tranquilo. De esta forma irá aprendiendo un buen comportamiento. Las recompensas pueden ser muchas como alguna golosina, pero siempre son mejores las caricias y los halagos.
El mantenerlo ocupado con ciertas actividades es otra forma correcta, salir a caminar y los ejercicios también sirven de mucho ya que lo hacen liberar su energía y lo cansan más rápido.