La anorexia canina es una realidad, es un problema notorio en la falta de apetito de un perro que siempre comió de todo. Los perros sufren de anorexia por diversas causas, básicamente la zona en el cerebro que impulsa a la alimentación no funciona, y este trastorno los lleva a dejar de alimentarse.
Entre las causas de la anorexia en los perros podemos mencionar, la edad avanzada, un perro anciano puede sufrir de anorexia, de igual manera un perro que sufrió un traumatismo en la cabeza puede presentar un futuro cuadro de anorexia. Desde luego existen más causas para que la enfermedad se desarrolle, ésto incluye el haber vivido una situación de estrés de la que el perro no logra recuperarse o quizá tener una obstrucción intestinal.
Podemos diferenciar la anorexia de los perros de la que padecen los seres humanos porque en esta primera no se padece de ningún trastorno psicológico, en los canes es algo netamente físico. La anorexia canina no es habitual, de todas maneras puede darse cuando las mascotas están enfermas o se enfrentan de repente a algún cambio en su entorno, todo ello hará que el perro de manera radical deje de alimentarse.
El miedo, la ansiedad e inseguridad hace que tu perro no se encuentre cómodo frente al plato de comida, si es un animal nervioso y que ha desarrollado fobias se sentirá vulnerable y perderá su apetito. Si el perro pasa demasiado tiempo sin comer su organismo comienza a fallar, si los días se hacen largos puede hasta morir por inanición.
Ciertas situaciones de riesgo deben tenerse en cuenta, por ejemplo si tu perro pierde 10% de su peso normal, luego de alguna operación quirúrgica, ten mucho cuidado si estuvo con nauseas y diarreas durante muchos días. Muchas otras enfermedades pueden desencadenar su inseguridad al alimentarse, desde los accidentes, las infecciones, hasta las enfermedades crónicas que impliquen el uso de antibióticos.
No permitas que el perro pase más de tres días sin comer, no te quedes tranquilo esperando a ver que pasa, es mejor acudir al veterinario enseguida. Trata de limpiar siempre su hocico para que el aroma de los alimentos le estimule. Cambia su dieta por comida más rica, algo de pollo con arroz, recuerda que hay que quitarle los huesos a la presa. También existen fármacos que estimulan el apetito, desde previa visita con el veterinario y una clara consulta sobre los tratamientos.